En conversación con nuestro medio, la senadora universitaria de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), Maite Henríquez, advirtió sobre los procesos de participación en las universidades y sobre los desafíos de la educación superior. De manera pausada y sopesada, la dirigenta repasa los temas más relevantes respecto a las demandas estudiantiles, el rol del CONFECh y las últimas controversias por la TNE.
Desde tu posición como senadora universitaria, ¿cuáles son los principales desafíos que hoy enfrenta la comunidad estudiantil de la Universidad de Playa Ancha y qué medidas propones impulsar en el corto plazo?
«Hace un tiempo en la UPLA, y en general en el movimiento estudiantil, enfrentamos un proceso de despolitización de los espacios. Existe una baja participación y desde el Senado, en colaboración con el Consejo Superior, buscamos articularnos con los centros de estudiantes para involucrarlos en instancias como el mismo Senado y el CS. Pero ese es solo un primer paso: el problema es más profundo y estructural, vinculado a la desatención de los y las estudiantes hacia la participación en sus casas de estudio. Debemos seguir convocando, abriendo espacios vinculantes y logrando que nuestras compañeras y compañeros palpen la democracia estudiantil no como un mito, sino como parte real de la vida universitaria.»

Considerando tu rol y que las movilizaciones han sido históricamente una herramienta para avanzar en demandas estudiantiles, ¿ves posible que se retomen si persisten situaciones no resueltas dentro de la UPLA?
«Las movilizaciones estudiantiles siempre pueden resurgir. Basta una crisis, un mal gobierno, una mala gestión o incluso un proyecto de ley para que los estudiantes de esta o de otra universidad se levanten. En Chile tenemos una cultura estudiantil muy atenta al clima político-social, y hoy la educación superior pública enfrenta cambios importantes. Si esos cambios traen crisis o precariedad, los y las estudiantes volveremos a pronunciarnos. Ha sido así históricamente: las juventudes impulsan los cambios y a cada generación le toca transformar lo que otras no pudieron.»
¿Qué evaluación haces del rol que está jugando hoy el CONFECH? ¿Crees que logra articular una agenda común para el movimiento estudiantil a nivel nacional?
«El CONFECH, producto de la misma desatención política de las juventudes, ha perdido algo de fuerza. Sin embargo, sigue siendo un espacio histórico y relevante para la sociedad civil, motor de grandes transformaciones en Chile. Aún hay compañeros y compañeras que ponen su energía en fortalecerla, y eso mantiene viva su importancia.»

Como representante estudiantil en el Senado Universitario, ¿cómo se puede fortalecer la participación estudiantil en decisiones estratégicas de la universidad, especialmente en temas como presupuesto, infraestructura y democratización interna?
«Que el Senado y el Consejo Superior tengan una participación triestamental ya es un paso enorme en democratización. Pero quienes estamos en esos espacios tenemos una tarea muy grande. Muchas veces sentimos que estamos al debe: debemos hacer más y hacerlo mejor. Somos la primera generación en estos espacios y eso nos da una tremenda responsabilidad. Vamos en la dirección correcta, pero el desafío es nunca dejar de impulsar la constitución de nuevos espacios y avanzar hacia una democracia universitaria más profunda.»
A propósito de los casos de violencia o la controversia respecto al uso de los subsidios escolares en el transporte público ¿Qué opinas de la situación de la TNE en la región?
«Respecto a la TNE tenemos un panorama complejo en la región, si bien los organismos correspondientes se pronunciaron respecto del uso dejando en claro que es 24/7 y que los chóferes no tienen la autoridad para fiscalizar a donde nos trasladamos, es difícil cuando convives a diario con chóferes que no te dan el boleto, ni el vuelto, que te insultan o menoscaban por usar la TNE. Existen choferes que respetan al estudiante, pero sabemos el sistema anticuado que posee el transporte en la región y que el tipo de boleto impacta en la remuneración del chofer. Sin embargo, los estudiantes no son culpables de las condiciones laborales de los choferes. Lo que Contraloría hace es poner en contraposición al chofer vs. el estudiante y ese no es el camino. El estudiante debe tener su pase y el chofer mejores condiciones laborales. Esto requiere especial atención porque es un conflicto que necesita una solución más profunda y no lamentar mas víctimas en el transporte público. Ir a nuestras universidades, colegios, hogares, trabajo no debería ser un riesgo.»
