
Un nuevo episodio de violencia política protagonizado por figuras de derecha encendió las alarmas en la Región de Valparaíso. La diputada María Francisca Bello denunció en redes sociales haber sido insultada por un ex candidato a alcalde de Nogales, quien en un comentario de Facebook le escribió: “no me interesa tu respeto porque todo ustedes son cara de raja, yo te voy a decir cómo se gobierna un país (sic)”.
La parlamentaria difundió el mensaje en su cuenta de X, calificando el hecho como un reflejo del odio y la descalificación que se ha normalizado en el debate público, especialmente hacia mujeres y representantes del sector progresista.
El ataque ocurre en medio de otros hechos que exponen la tensión política dentro de la región. Días atrás, un militante de Renovación Nacional —partido al que pertenecen la diputada Camila Flores y la candidata Samira Chahuán— fue detenido por Carabineros luego de ser sorprendido rompiendo propaganda electoral de ambas y amenazando con un cuchillo a Chahuán en Viña del Mar. El caso, ampliamente difundido por medios nacionales, reveló una preocupante escalada de agresividad incluso al interior del mismo bloque político.
Desde el entorno de Bello informaron que evalúan acciones legales contra el ex candidato de Nogales, mientras organizaciones locales y parlamentarias hicieron un llamado a erradicar los discursos de odio y promover el respeto entre adversarios políticos.

Diversos analistas han advertido que la violencia política —verbal o física— se ha vuelto más frecuente de cara al ciclo electoral, afectando especialmente a mujeres y jóvenes. Estos episodios no solo vulneran la integridad de las personas involucradas, sino que también debilitan la confianza ciudadana en la democracia y limitan la participación en los espacios de representación.
Escalada de agresiones
En los últimos meses, distintos actores del mundo político han advertido sobre el aumento de discursos de odio, amenazas y hostigamientos en el marco del año preelectoral. En la región, estos hechos se han concentrado principalmente en el eje Viña del Mar–Quillota–Nogales, donde se proyectan varias contiendas claves de cara a los próximos comicios parlamentarios y presidenciales.
Especialistas y organizaciones de observación democrática coinciden en que la violencia política no solo afecta la integridad de las personas involucradas, sino que también deteriora la confianza pública en las instituciones y limita la participación de mujeres, disidencias y sectores jóvenes en la vida política.