De Villa Alemana a Nueva York: Francisca Aravena, diseñadora chilena detrás de Querido Accesorio y su salto a la Fashion Week 2026

Sin haber participado antes en desfiles de moda —ni siquiera en Chile—, la creadora de Querido Accesorio, Francisca Aravena Castillo, fue seleccionada para la Fashion Week de Nueva York 2026. Desde el origen íntimo de su marca hasta la emoción de recibir el correo que lo cambió todo, esta es la historia de una diseñadora que trabaja desde la observación, la honestidad y el oficio.

¿Cómo fue el proceso para llegar a ser seleccionada para la Fashion Week de Nueva York 2026? ¿Qué sentiste al recibir el mail?
“La invitación llegó por correo electrónico. No sé bien cómo, pero por esa vía postulé. El proceso tuvo varias etapas, que se extendieron por semanas: preguntas, envío de una reseña de la marca, bocetos. Recuerdo perfecto la última pregunta: si había participado antes en algún evento de moda. La verdad era que no. Nunca, ni siquiera en Chile. Dudé un poco, pero contesté con honestidad. Dije que no, que esta sería mi primera vez. Después de eso me confirmaron que había quedado seleccionada y me preguntaron si aceptaba. Tenía que firmar contrato, acuerdos, todo eso. No lo podía creer. Me puse a llorar, muy emocionada. Jamás pensé que algo así podía pasar, menos en otro país. Postulé de manera incrédula. No se lo conté a nadie hasta que me confirmaron. La primera persona a la que le dije fue a mi hermano”.

¿Qué significa para ti, como diseñadora independiente chilena, participar en un evento de esta magnitud?
“Es una oportunidad enorme para mostrar mi trabajo afuera, en el extranjero. Nunca he participado en algo así, ni acá. Mi marca es pequeña, no es masiva, y creo que justamente de eso se tratan estos eventos: de mostrar lo que están haciendo diseñadores emergentes, lo nuevo, lo que se está creando hoy, especialmente en Latinoamérica”.

¿Cómo nace Querido Accesorio?
“La marca nace oficialmente en 2017, cuando terminé la universidad, aunque en realidad venía gestándose desde antes. El primer producto fue un aro hecho con monedas de un peso reutilizadas y resina. No eran materiales tradicionales de joyería, por eso siempre digo que era un “producto” más que una joya. Ese aro fue el que apareció en una nota de Canal 13. Empecé a mostrarlo en ferias, entre conocidos, y gustó porque era novedoso, algo distinto. Así partió todo”.

¿Cómo describirías la esencia de la marca en pocas palabras?
“Es una marca cercana, honesta, que trabaja desde lo cotidiano y lo emocional. No busca lo perfecto, sino lo sentido”.

¿Qué te gustaría que las personas sientan cuando usan una pieza creada por ti?
“Que se sientan únicas, especiales, acogidas. Por eso el nombre “Querido”. Comprar o regalar una joya es un acto de cariño, de afecto. Me interesa que la pieza funcione como un abrazo”.

Estudiaste diseño y luego te fuiste a España a especializarte en joyería. ¿Qué te llevó a tomar esa decisión y qué aprendizajes te dejó?
“Estudié diseño en Chile y me titulé a fines de 2017. En 2018 estuve probando la marca y sentí que, si quería dedicarme de manera profesional, necesitaba aprender el oficio. Partí en una escuela pequeña en Valparaíso, donde me becaron. Ahí fue mi primer acercamiento a la orfebrería: la plata, las herramientas, la maquinaria. Pero no me sentía con la seguridad para trabajar sola. Busqué seguir estudiando y evalué Santiago, pero apareció un workshop en Barcelona. Siempre me ha gustado viajar y pensé: ¿por qué no estudiar afuera? Escribí de manera muy autodidacta a varias escuelas. No conocía a nadie allá. Me fui sola, a la vida. Fue más caro, sí, pero infinitamente más enriquecedor. Allá la orfebrería es un oficio profesional, no un hobby. La gente estudia para dedicarse a eso. Esa mirada me marcó profundamente”.

Dices que tu inspiración nace de la observación. ¿Cómo se transforma eso en una pieza concreta?
“Todos mis diseños nacen de cero, desde la experiencia. La escuela de diseño me enseñó a desaprender. A observar, a ir a la naturaleza, a dibujar, a trazar líneas sin un objetivo claro y desde ahí generar formas. Es un proceso de ir de lo intangible a lo tangible. Observo mi entorno, lo que vivo, los colores, las emociones, y eso se va materializando. A veces es más abstracto, otras más figurativo. Depende de la emoción que quiero transmitir”.

¿Crees que esta experiencia en Nueva York va a influir en tu manera de diseñar a futuro?
“Sí, totalmente. Todos los procesos creativos están atravesados por la experiencia personal. Nueva York será una experiencia nueva: otro país, otra cultura, otros diseñadores. Eso inevitablemente va a influir en lo que venga después”.

¿Qué puede esperar el público de tu propuesta en la Fashion Week? ¿Estás preparando una colección especial?
“Mi trabajo siempre nace desde lo vivido, así que esta instancia también va a decantar en nuevas ideas. Lo que puedo adelantar es que será una propuesta honesta, coherente con mi trayectoria, y muy conectada con la observación y la emoción. La colección se está pensando desde ahí: desde el proceso, no desde la espectacularidad”.


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